miércoles, 4 de marzo de 2020

El Covid-19 y el quiebre económico y político mundial

Foto: New mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-51705064


Por: Luis Alcides Aguilar Pérez
Marzo de 2020
@luisaguilarpe

El mundo se encuentra al borde de la histeria colectiva provocada por la epidemia del momento, como ha ocurrido en otros tiempos de la humanidad. Las redes sociales nos muestran realidades y mitos sobre los posibles contagios mediante el nuevo coronavirus y, por lo tanto, nos encomendamos a Dios para que nos brinde salud y protección.
La economía mundial mantiene una fluctuación, que deteriora inversiones relativas a ganancias y convertidas en pérdidas en un instante. Los gobiernos o Estados más poderosos hacen alusión al fortalecimiento en el sistema de salud de sus naciones con significativos presupuestos para implementar las medidas de seguridad en contra de las posibles afectaciones en la salud de  sus ciudadanos. Mientras tanto en las naciones, como Colombia, que a diario sus clínicas y hospitales reportan que no tienen cama y medicamentos para atender a los enfermos al recibir la atención pronta mediante su sistema de seguridad social en salud; alientan al temor de estar diciendo mentiras a sus ciudadanos.
Desde otra perspectiva también se argumenta que estas epidemias surgen por el afán de las farmacéuticas en ganar miles de millones, creando enfermedades permitiendo la muerte de cientos de personas, para después salir diciendo: tenemos la vacuna o la cura. Partiendo de esos mismos argumentos que pueden ser infundados, también se dice que se permite el control de ciertas enfermedades y la desaparición de otras que, luego, de un determinado tiempo afloran. Mientras tanto el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo, en entrevista con la periodista Salud Hernández; sobre la epidemia del momento dice “Nosotros hemos venido penetrando y obteniendo una serie de hábitos […] Cada vez que vamos penetrando más dentro de las áreas de la selva que nos vamos profundizando más en el mar que vamos teniendo mucho más contacto global, vamos a estar expuestos a muchísimos más virus”. Igualmente hace alusión al consumo de carne proveniente de toda clase de animales tomados en las áreas de explotación de las cuales hizo mención. Con dicha información deja ver que es posible que la humanidad sea asediada con la amenaza de nuevas enfermedades difíciles de controlar, porque, según el científico, estos virus van mutando, y siendo así es imposible predecir cuándo aparecerá una nueva pandemia.
Los argumentos se repiten tanto que al final queda la sensación de una posible forma de guerra sucia con muchas muertes humanas que harán posible un nuevo rumbo de la economía y la política mundial. En la actualidad, China, la segunda economía mundial, se encuentra en el ojo del huracán, ya que esta arremetida de la naturaleza la está afectando. Este afloramiento del presente brote ha permitido una especulación, viéndose como una estrategia de la competencia para irle quitando poder, evitando posicionarse en un futuro próximo como la primera potencia económica.
La geopolítica, después del presente incidente, seguramente tomará rumbos inesperados que pondrán sobre la mesa nuevas pautas y decisiones que confirmarán una vez más quién sigue teniendo el poder, el poder de vislumbrar los nuevos caminos, fortaleciendo a sus aliados y al poder del capitalismo; el capitalismo voraz que cada vez se hace fuerte porque ha ganado la batalla, aniquilando ideologías y seguir imponiendo las reglas del juego.
Aristóteles al formular la diversidad de las formas de gobiernos, según él, “existen gobiernos cuyo fin es el bien común, y gobiernos con arreglo a las necesidades egoístas de los gobernantes”. Esto lo vislumbró Aristóteles analizando la distinción entre ricos y pobres, “que está en la base del gobierno democrático”.  Es lo que permite pensar hoy que el consenso entre los países en vía de desarrollo debería estar enfocado en la autosuficiencia y en la creación de mecanismos que permitan el crecimiento económico, el desarrollo social y encuadrar en la realidad mundial de la no agresión, no al garrote del poder; acciones que son fáciles de decir en un escrito, pero difíciles de inventar en bien de la realidad de las naciones y sobre todo de las latinoamericanas. Quizás lo que se quiere es un sueño, o la demagogia de un discurso con esperanzas; lograr victorias sin nefastas batallas, romper con el paradigma del poder en mano de las grandes potencias, las mismas que han surgido después de una guerra mundial. Y ellas nos han demostrado que para alcanzar el poder es necesario utilizar la inteligencia, cuyo fin es el triunfo; es decir que para ello se hace necesario poner en función un plan maquiavélico.  Solo así América Latina dejara de ser desangrada.
Mientras tanto las epidemias continuarán haciendo tambalear las economías y las políticas como designio único de la vida en el contexto de los más fuertes, o como el mal que se implanta para lograr el derrumbe de los que intentan superar todo lo que se ha logrado con trampas y a fuerza del poder bruto.

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