Foto: El Espectador.com |
Por: Luis Alcides Aguilar Pérez
Julio de 2016
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Chiriguaná, un
pueblo que históricamente ha estado relacionado a grandes acontecimientos de la
historia nacional, por su importancia geográfica, cultural, política y social.
Desde tiempos de la colonia y luego del llamado Magdalena grande. Ha venido
siendo objeto del manejo del poder político, aplicado, a intereses de
particulares.
Un acontecimiento
histórico en la segunda mitad del siglo XVIII fue la incidencia o influencia política que
ejercían las familias nobles de Mompós, sobre los pueblos de influencia del río
Magdalena. Tanto era la incidencia que tiempos después, en 1810 afectó a
Chiriguaná, ya que se genera un conflicto que ocasiona un descontento en la
sociedad de ese tiempo. Lo cual lleva a Chiriguaná a pedir a Santa Marta su
independencia del cabido de Tamalameque, lo que se hace a través de una
petición fuerte y decidida hasta las últimas consecuencias. Ello debido a que
desde Tamalemque, para nombrar alcaldes en Chiriguaná, se aceptaban complacientemente
las peticiones de don Domingo López Bordel, un vecino de Mompós con mucho
poder. Logrando así Chiriguaná su independencia de Tamalameque.
A comienzos del
siglo XX, Chiriguaná continúa con su importancia, destacándose como uno de los
pueblos de gran interés en el Magdalena Grande, teniendo en su división
política a significativos territorios, que ya la historia nos ha permitido
conocer. Territorios que más adelante pelearon ideológicamente para también
convertirse en municipios e independientes.
En el desarrollo del
siglo XX, Chiriguaná, como pueblo ligado a las costumbres políticas de la época
seguía a la par de las decisiones de los
padrinos políticos y en muchos casos, padrinos de los hijos de la gente humilde,
de un pueblo de campesinos pobres, decentes y con sueños de lograr el progreso
académico o intelectual de sus hijos. Los sabios consejos de parte de los
compadres (distinguidos) eran tenidos en cuenta, sin malicia y con la venia de
los compadres (del común) para hacerlos efectivos como consejos bien definidos y
oportunos; lográndose así complacer más adelante al compadre (distinguido) en
aspectos como dádivas representadas en tierras, animales; y algunas veces el
resguardo de dinero del compadre (del común).
Esas costumbres se han heredado en las gentes de la Chiriguaná del siglo XXI, haciendo de ella una sociedad que permite dejar en manos de otros “forasteros” el destino político y económico del pueblo. Hoy las consecuencias están a la vista después de haber permitido que en otros tiempos siempre nos hayan quitado lo que por importancia geográfica y política, se había ganado.
Esas costumbres se han heredado en las gentes de la Chiriguaná del siglo XXI, haciendo de ella una sociedad que permite dejar en manos de otros “forasteros” el destino político y económico del pueblo. Hoy las consecuencias están a la vista después de haber permitido que en otros tiempos siempre nos hayan quitado lo que por importancia geográfica y política, se había ganado.
Algunos de los
padrinos políticos (distinguidos) honestos y leales, tenían buenas relaciones a
nivel nacional y eran aprovechadas por ellos para traer progreso al pueblo; es
así que se logró una prosperidad en la educación, salud y desarrollo institucional.
De esta manera Chiriguaná despego como cabeza municipal fortalecida con el aval
de prestigiosos políticos del país.
Hoy las costumbres
políticas, como tal, “Servir bien” han cambiado, existen intereses muy oscuros,
y manejados muchas veces a control remoto por los que de verdad tienen las
relaciones, a los mismos que les encomendamos nuestra salvación; pero al final
nos damos cuenta que es igual a todos, vienen con una gran sonrisa a sacar provecho
de unas gentes que actúan mal para bien del pueblo; pero actúan bien en favor
del foráneo el mismo que después, por su mal accionar, nos deja en banca rota y
sin progreso, perdiendo todo lo que se ha ganado desde tiempos
inmemoriales.
Seguiremos llorando
nuestra desgracia como municipio que ha quedado huérfano de accionar político,
para defender nuestras instituciones.
El reto es grande,
pero posible de alcanzar con más visión, más unión, menos egoísmo y pensar que
Chiriguaná en verdad es de todos; y entender de una vez por todas que al
entregar todo sin una reflexión bien concebida corremos el peligro de continuar
nuevamente rumbo al precipicio. Hoy florecen las ideas, que nos permiten
lamentarnos, el lamento es combustible para alcanzar nuestra realidad y la
fortaleza.
Que este revés en la salud de Chiriguaná, con el cierre del
segundo nivel del Hospital San Andrés, sirva de alerta para transitar un camino
que día a día se tornará más difícil y la sociedad chiriguanera deberá estar
atenta a nuevas actitudes y decisiones políticas que ratifiquen a los nuestros
e impulsarlos al posicionamiento de escaños para futura defensa de nuestros
intereses de pueblo y el desarrollo del mismo con sus gentes o familias.
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