La historia de la industria bananera se inició con el nombre
de una empresa que ha marcado a la región Caribe a lo largo del siglo XX:
United Fruit Company Sus fundadores fueron Lorenzo Dow Baker, Minor C. Keith y
Andrew Preston. La Compañía se fundó en junio de 1870 cuando la goleta de
ochenta y cinco toneladas, Telegraph, capitaneada por Baker, atracó en el
puerto de Morant, en Jamaica, a cargar bambú. Allí un comerciante le ofreció al
capitán una carga de banano verde, que éste compró a veinte centavos de dólar
el racimo. Luego de arribar al puerto de Nueva York, once días después, vendió
el cargamento entre dos y tres dólares el racimo. Baker repitió el viaje y se
reaprovisionó de banano verde, pero el trayecto de Jamaica a Nueva York
dependía de las condiciones climáticas y en esta ocasión se retrasó, por lo que
tuvo que arrojar parte de la carga al mar.
Todo cambió en 1880 cuando Baker compró una goleta con un
motor auxiliar de vapor que le permitió transportar en diez días una carga de
diez mil racimos entre la isla del Caribe y la ciudad de Boston1. Para 1885
creó, en territorio de los Estados Unidos, una red de distribución de banano en
asocio con el vendedor de la fruta Andrew Preston y ocho personas más, quienes
diez años más tarde figuraban como millonarios norteamericanos. En 1890 la Boston Fruit Company
contaba con diez barcos, bautizados por Baker como la “Gran Flota Blanca”,
nombre que se haría famoso en Centroamérica y el Caribe.
LA PROVINCIA DEL MAGDALENA
El inmenso espacio selvático de la Provincia del Magdalena
comunicó, desde la colonia, la ciudad de Santa Marta con los puertos interiores
del río Magdalena, al suroeste con el contrafuerte de la Sierra Nevada de Santa
Marta, que se eleva desde cero metros en el parque Tayrona hasta nieves
perpetuas en los picos Simón Bolívar y Colón, y al norte siguiendo la línea
costera a la península de la Guajira. Pese a su inmenso potencial la Provincia
del Magdalena estuvo confinada a una agricultura de subsistencia para el
consumo local y la exportación de madera de tinte. La mayor actividad económica
de la región a comienzos del siglo XIX fue el contrabando, luego de la
frustración de la elite emancipadora cuando intentó explorar las ventajas del
tráfico naviero, pero se encontró con la crónica falta de capital en la nueva
república. Fue el auge del puerto de Barranquilla, en la segunda mitad del
siglo, que propició el establecimiento de una agricultura comercial para
abastecer la creciente población del puerto. A ello siguió la llegada de la
empresa francesa del canal de Panamá y sus veinte mil obreros, para la
construcción de la vía interoceánica, lo que amplificó no solo el mercado para
la agricultura comercial sino para sombreros, toallas y objetos de fique elaborados
en la Provincia del Magdalena. Esta ampliación produjo un auge económico y
demográfico en el poblado de Ciénaga, donde convergían el café, el tabaco, el
cacao y el maíz, cultivados en el interior de la Ciénaga Grande, que circulaban
por el camino de la Barra de Salamanca. La agricultura comercial, que se inició
en haciendas de las estribaciones de la Sierra Nevada, fue orbitando a la
región de los seis ríos (Riofrío, Córdoba, Sevilla, Tucurinca, Aracataca y
Fundación) que corren al occidente de la Sierra hacia la Ciénaga Grande,
complementando la producción ganadera de Valledupar y de café en Villanueva.
En 1928, 50 mil personas vivían en la zona cruzada por el
ferrocarril y 30 mil trabajaban para la industria del banano, que se había
beneficiado de la llegada de trabajadores de Bolívar, Atlántico y Santander,
atraídos por los mejores salarios. Ello significó una mayor demanda de
alimentos, por lo cual desde 1916 la Unitedestableció un sistema de
comisariatos donde vendía artículos que importaba en sus buques, evitando así
el retorno con sus bodegas vacías. Los trabajadores adquirían las mercancías
con los cupones que pagaba la compañía por su labor. De allí el encono de
comerciantes y tenderos hacia la United. Esta aseguraba en tanto la lealtad de
las grandes familias de la región –Dávila, Goenaga, Campo, Serrano, Díaz
Granados, Salcedo, Ramón–, que disponían de grandes extensiones de tierra y de
capital para proveer a la compañía de banano, contando con la compra de sus
cosechas por una sola firma. De estas familias salía la clase dirigente que
controlaba la región y los representantes y senadores del Departamento de
Magdalena. Estas grandes familias concentraban el crédito, las tierras y los
capitales, lo que estimuló la antipatía de pequeños y medianos propietarios de
tierras que no podían expandir sus cultivos de banano.
La huelga bananera de 1928 fue una muestra del relevante
poder de la United en la región. El cese organizado por el Partido Socialista
Revolucionario, representado en la región por el líder Raúl Eduardo Mahecha,
logró la parálisis de 25.000 obreros bananeros. En respuesta el gobierno de Miguel
Abadía Méndez envió, a mediados de noviembre, tropas al mando del general
Carlos Cortés Vargas. Los trabajadores elevaron un petitorio que no fue
atendido por el gerente de la empresa, alegando falta de legalidad de los
representantes obreros. En las peticiones había puntos como la declaratoria de
contrato colectivo entre los trabajadores del banano y la empresa, la cesación
de pagos en vales a los obreros y el fin de los economatos donde la United
obligaba a comprar a los obreros. Para el gobierno conservador la huelga fue
vista como el inicio de una insurrección general, latente desde la derrota
liberal en la guerra de los 1.000 días. La poca receptividad de la empresa a
los pedidos de los obreros que habían organizado el inmenso paro, desembocó en el
plan de los líderes obreros de marchar desde Ciénaga, centro de la protesta,
hasta Santa Marta, marcha que fue detenida por la tropas dirigidas por el
comandante militar y político del Magdalena, Cortés Vargas, que había recibido
sólidos poderes con la declaratoria de turbación del orden público emitida un
día antes, el cinco de diciembre de 1928, por el gobierno nacional.
La huelga se saldó con un gran número de obreros y familiares
muertos, cifra que no se pudo precisar, pero que se supone alta por la magnitud
del movimiento, pues a ella se sumaron las jornadas de protestas estudiantiles
el 8 de junio de 1929, que significaron el ocaso de la hegemonía conservadora
que gobernaba a Colombia desde 1904 y la llegada al poder del Partido Liberal.
El desarrollo de la industria bananera en Colombia se dio
sobre la senda de ampliar la zona de cultivo y la recuperación del impacto
económico de la huelga bananera y la Depresión5.
En 1943 los cultivos de la United en el Departamento del
Magdalena, que alcanzaban un área de 23.467 hectáreas, languidecieron por la
entrada de Estados Unidos en la segunda guerra mundial, lo que reclamó toda la
flota comercial para movilizar hombres y logística a Europa y el Pacífico. Por
ello, la United abandonó la zona bananera hasta finales de la década. Al
finalizar la guerra, Estados Unidos adquirió el estatus de potencia, pues había
quedado con las dos terceras partes de la plataforma industrial y el setenta
por ciento de la riqueza global, que le llevó a una era de crecimiento y bienestar
nunca antes conocida por la humanidad.
El área de sembradío de banano tendió a recuperarse
lentamente en la década de 1950, debido a la aparición de la enfermedad de
Panamá y a la Sigatoka negra que afectaban el cultivo de banano y por la
repartición de tierras iniciada, en 1960, por el gobierno de Alberto Lleras
Camargo, buscando la salida de Colombia de la violencia liberal - conservadora.
La década de 1960 significó un aumento del área cultivada en
la zona de Ciénaga, al tiempo que se constituyó el área de cultivo bananero
alrededor del Golfo de Urabá, por la ventaja de estar situado en una zona
aislada geográficamente de las grandes tormentas. Desde los inicios del siglo
XX se había instalado el consorcio alemán Albingia en Urabá, por el afán del
presidente Carlos E. Restrepo de poblar esa región, limítrofe con Panamá a
través del Tapón del Darién, e integrarla económicamente a Colombia y evitar
otra desmembración como la ocurrida con Panamá en 1903.
PRODUCCIÓN MUNDIAL DE BANANO
A comienzo de la década de 1990 surgió otro cambio en el
mercado mundial bananero: la Unión Europea estableció un régimen común de
importación de banano que imponía límite a la cantidad que importaba Europa y
gravaba con impuestos de entrada a la fruta proveniente de los países donde las
grandes firmas norteamericanas comercializadoras de banano tenían inversiones.
Ello desató una guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, en la
cual los norteamericanos llevaron su reclamo por las restricciones al Libre
Comercio ante la Organización Mundial del Comercio. La cuota de exportación de
banano para 1999 fue fijada en dos millones y medio de toneladas y la fruta
colombiana tiene un cupo de una cuarta parte.
Este nuevo contexto reclama un persistente aumento de la productividad
con base en la inversión en investigación y desarrollo para satisfacer la
demanda creciente y oportunidades de exportación de productos agrícolas, sumado
a la ventaja de acceso a los dos océanos para la llegada a países donde el
banano constituye una fruta de consumo habitual. Son estos los desafíos del
sector bananero colombiano en el siglo XXI.
Fuente: Agudelo
Velásquez, Leonardo - http://www.banrepcultural.org/node/89653
Biblioteca virtual
Luis Ángel Arango. Consulta, 20 de julio de 2014.
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