domingo, 1 de abril de 2012

RECUERDOS DE LA SEMANA MAYOR


Por: Luis Alcides Aguilar P.
Una semana atávica, esperada con las ganas de ir a las sabanas para coger pasitas, respirar  aire puro y caminar a través de los senderos escasos de alambre púas, cruzábamos la inmensidad de unas  sabanas vírgenes sin dueños. Además para conmemorar o celebrar en ella  los misterios de Jesús actuados durante los últimos días de su vida, comenzando por su entrada triunfal a Jerusalén (Domingo de Ramos) hasta la celebración de la Resurrección de Jesucristo (Domingo de Resurrección). El olor a dulce hirviendo se apoderaba de las casas de familias humildes y acomodadas; las películas sobre la muerte del hombre más revolucionario del mundo, que dio su vida por nosotros, eran las predilectas en la televisión nacional, tanto que ya, siendo niños nos sabíamos excepcionalmente lo que según la historia sagrada había ocurrido con Jesús.
En ese entonces, el pueblo parecía como si estuviese habitado por una gran familia, en donde por lo general se compartía, desde el poquito de café, hasta la panela, en bien de aquel vecino que no tenía nada para su familia. Los dueños de fincas con ganado vacuno, informaban   públicamente, que se acercaran a sus propiedades para regalar un poco de leche, para el dulce. En las casas encontrábamos dulce de muchas clases, de leche, coco, papa, papaya, etc, el que se hizo y además el que los vecinos regalaron en el amplio sentido de compartir.
Son los recuerdos que me quedan de la semana santa que viví en mi niñez, gracias a ella inicie la lectura de la Biblia, hoy entiendo que es un libro que requiere de mucha comprensión e interpretación, recuerdo una película que me marco por su esencia espiritual, no hacía referencia a la tragedia de Jesús; sino a la inocencia de un niño por alcanzar sus sueños, los que al final logró gracias a un milagro de Dios a través de Jesús, la película intitulada “Marcelino pan y vino”.
Hoy, son pocas las familias que continuamos con las costumbres de semana santa, no asistimos a la misa del domingo de ramos. Algunas familias por carecer de recursos para comprar los ingredientes no hace los dulces, ya no se comparte como antes, cada quien se las arregla como puede, algunos propietarios de fincas no regalan la leche para no fallarle a la empresa con la cual tienen una gran contrata, otros no producen lo suficiente, porque las condiciones del pasto son otras; pero aún quedan aquellos que sienten que hay una esencia en su interior que al dar un poco de lo que tiene le genera una paz con la vida y la costumbre de una semana de reflexión.
Si Jesús, existiese  hoy día, me refiero en propiedad del hombre perfecto que fue, en lo físico y espiritual; ya en un país como el nuestro, estuviera muerto, por sus convicciones revolucionarias, buscaba el cambio, y nos apresuraríamos a tildarlo de loco y agitador de masas, quizás fue lo mismo que ocurrió en su tiempo, cuando el pueblo prefirió el perdón de un ladrón a cambio del castigo a Jesús. Esos mismos errores parecen sucederse en el mundo. En el fondo todo tiene una enseñanza, enseñanza que pareciera que aún no la hemos aprendido, la desconfianza se interpone. El hecho de ser humanos con grandes defectos, nos indica que, podemos generar un poco de bienestar, alguien estará intentando que todo funcione para bien de todos; también alguien estará intentando que la humanidad alcance el caos para mal de la misma humanidad.
Amigos, en mi humilde ruego a Dios, pido nos acompañe siempre y que se alejen los malos presagios, bienestar para  los pueblos del mundo, familias, gobernantes y mucha prosperidad, prosperidad, para bien de todos. 

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