jueves, 12 de enero de 2017

La sociedad de la mentira

Fuente dibujo: http://www.risasinmas.com/la-sociedad-se-ha-tragado-nuestras-mentiras/

Por: Luis Alcides Aguilar Pérez
Enero de 2017
En esta reflexión acudo al título de un libro de la periodista y abogada María Teresa Herrán “¿La sociedad de la mentira?, para iniciar  mi opinión.

Definitivamente la sociedad colombiana se encuentra enferma, es una sociedad que olvida rápidamente, que castiga vehementemente los desafueros de la misma sociedad; pero es a la vez permisiva e indiferente, cuestión que al no interesarle, sí le afecta gravemente su accionar. Muchas veces se concentra en lo que cada una de las personas que pertenecen a ella tiene, siendo así, si en un caso dado el que ofende es de clase social alta, entonces tiene todo el dinero para defenderse y burlar, si es necesario a los estamentos legales y a la misma ley. Si es de clase baja, tendrá todo el peso de la ley sobre él.

Tomando un poco  la línea que me inspira la realización de este artículo me posiciono en referencia al “baile de la discordia” protagonizado entre agentes u observadores de la ONU y los actuales miembros de las Farc, lo que ha ocasionado un maremágnum de informaciones de prensa y pronunciamientos políticos que más que ayudar en el proceso de paz enlodan  el camino al objetivo real, como es verificar que se cumplan las acciones ya acordadas entre las Farc y el gobierno nacional.

Los estados de ánimo tanto de los miembros de la ONU, como los de los miembros de las Farc en un momento de término de todo un año de relevante sucesos de desgracias y alegrías, podría ser factible departir en armonía y civilizadamente, ellos lo vieron propio acompañarse mutuamente en ese rito cultural como lo es el baile. Es parecido a cuando alguien tiene sed y solamente una de las partes tiene el preciado líquido y en gesto de ser humano brindarle un poco del preciado líquido a alguien que en el momento necesita de el. Supongo que esta acción en caso de presentarse, y si los observadores de la ONU tuviesen el agua, pues presumo que no se la podrían brindar a los miembros de las Farc, porque de seguro se presentaría también un grave problema, situación que pondría en peligro el proceso de paz, eso según los acontecimientos que se están presentando. Desde una perspectiva sana es relajante y desde otra óptica con fines de obstáculos la actitud del baile lo ven como perverso.

Creo que se está tratando de ser demasiado perfecto en un largo camino que necesita mucho de sentido común y sentir humano, humano de corazón y razonamiento. Ver esta actitud considerando que la ONU no es garantía en el proceso es un pataleo más de un ahogado que aún quiere encontrar con lupa, algunas fisuras que le permita torpedear el anhelo de todo un país.

Lo negativo de la situación, y lo que en realidad se cuestiona, mezclado con el festejo, es o fue la presencia de menores de edad en medio del jolgorio, evidenciándose la presencia, aún de menores en las filas de las Farc, situación que demuestra que este proceso no es tan perfecto y que alguna de las partes seguramente tendrá que responder. En medio de todo, lo complejo de los procesos de paz en el mundo radica en eso, en tratar de limar asperezas y si ocurren cruentas fallas la historia permitirá ver las razones positivas o negativas y los costos sociales de las mismas; pero no es inconveniente para lograr lo que todo pueblo sufrido quiere, y eso es, un poco de paz.


Después de todo continuaremos viviendo en la sociedad de la mentira; donde mueren niños por desnutrición, algunas veces, por incidencia de las creencias culturales y otras por la miopía consciente del Estado; donde cierran hospitales cada día; donde el salario mínimo no tiene poder adquisitivo y el gobierno decide hacerlo por decreto burlándose otra vez de la clase trabajadora. Una sociedad que sale a las calles a pedir que se respeten sus derechos; pero olvida sus realidades. Un sociedad que se deja convencer de los dueños del poder para mantenerlos subyugados y en declive en las ventajas para el desarrollo social; una sociedad soñolienta que al despertar continúa en el camino equivocado.

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