Por: Luis Alcides Aguilar P.
Enero de 2015
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Por lo general, se establece
haciendo observaciones sobre los efectos de aumento del salario mínimo sobre
empleo y desempleo; al igual que la inflación causada del año anterior, además
de otros aspectos legales como Producto Interno Bruto (PIB), Índice Precios al
Consumidor, costo de vida, entre otros aspectos.
La clase obrera colombiana por
lo general no alcanza a obtener con su salario mínimo un poder adquisitivo real
con respecto a otros factores que hacen del salario insuficiente, aunque el
gobierno diga lo contrario. La clase trabajadora en Colombia cada vez más
se empobrece, ello debido a las pocas soluciones económicas que
genera un salario mínimo que no guarda las proporciones respecto al alza de los
precios de los productos de la canasta básica familiar, la que en los
últimos meses se ha disparado por los efectos del fenómeno climático del Niño;
en fin el costo de vida.
De acuerdo a María Cristina
Rodríguez, economista y profesora de la Universidad Politécnico Grancolombiano,
dice que “Una de las causas que origina que el salario mínimo sea tan bajo
radica en la teoría económica que establece valores mínimos y máximos y los empleadores
siempre van a escoger pagar lo mínimo permitido, porque casi siempre buscan la
rentabilidad para ellos“(Finanzas Personales). Es decir que el salario
mínimo en Colombia siempre va a estar en favor del empleador y en desventaja
para el empleado. Más sin embargo, los analistas del gobierno
estarán argumentando que es necesario evitar la inflación arguyendo que si se
pacta un salario mínimo muy alto, pues los precios suben y la inflación se
dispara una cifra lo que afectaría a la economía interna. Y en consecuencia el
salario mínimo se impone bajo un decreto presidencial.
Debido a todos estos aspectos
en los cuales el empresario y gobierno colombiano y las grandes inversiones
lideradas por las multinacionales que inciden en el manejo o impacto del incremento
del salario mínimo, es que se hace fundamental un modelo económico en el que no
exista o se deje influenciar por la presión de lado y lado, es decir la clase
empresarial y la clase obrera; pero que esté enfocado en la reducción de la
pobreza, estabilización de la economía, reducción de la tasa de desempleo, sin
afectar los intereses del empresario y mucho menos de la clase obrera, esto
quizás es una utopía, ya que en este aspecto, tratos por igual, existirá el
sacrificio del que más se beneficia y aquí los que más se benefician son los
empresarios con la complacencia del mismo gobierno.
En todo caso, como país en vía
de desarrollo, nos encontramos con la mezquindad de quienes nos gobiernan y
buscando cada día más que la riqueza se concentre en un pequeño grupo y la
pobreza persevere como siempre en los menos privilegiados; en una perspectiva
de la edad media, todos a trabajar sin que quede espacio para crecer como
sociedad justa, porque todo los beneficios de lo producido debe quedar en manos
del señor “explotador”.
En el fondo de los
acontecimientos debe continuar el sueño, el sueño de que llegue el día en el
cual se contará con un salario mínimo que colme las expectativas del real costo
de vida y acorde con los ajustes económicos necesarios para el bien del país,
un sueño en que no aparezcan los héroes populistas que después deje al país en
un hoyo oscuro y sin fondo, un gobernante que no esté esperando
convertirse en un dictador que nos haga volver a tiempos históricos de la vieja
Centro América o Sur América, solo un gobernante imparcial que no le
quite nada a nadie, pero que tampoco regale nuestras riquezas a los
extranjeros.
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